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Es pronto para pensar en la recuperación mundial

El pasado 25 de junio, el Fondo Monetario Internacional (FMI) presentó su actualización sobre expectativas de crecimiento económico en el ámbito mundial. En términos generales, destaca en el análisis la aparente recuperación de la economía global después de la guerra entre Rusia y Ucrania, la disminución de la inflación global y el regreso a niveles prepandemia de las cadenas de suministro. Respecto al crecimiento de la economía mundial, el FMI estima un crecimiento moderado para los siguientes dos años del orden de 3.0%, significativamente menor a los observado en 2021 y 2022. La relentización es más notoria en los valores esperados para las economías en desarrollo, que pasan de 6.8% en 2021 a valores que rondan 4.0% entre 2022 y 2024, mientras que las economías avanzadas verán crecimientos entre 1.5% y 1.4% en 2023 y 2024.

El FMI en su documento “Global Economy on Track but Not Yet Out of the Woods”, alerta que, si bien los signos del progreso son innegables, es demasiado pronto para celebrar, considerando la cantidad de riesgos que se observan en el horizonte. Un primer riesgo, ya materializado, es la “resaca” que han dejado las políticas implementadas para disminuir los efectos de la pandemia. Los recursos que en su momento las economías destinaron a los hogares y empresas se han agotado, a lo que se suman altas tasas de interés que han derivado en rigidez crediticia y por tanto escasa disponibilidad para impulsar nuevas inversiones tanto públicas como privadas. Un segundo riesgo se observa en China, país que había venido liderando el crecimiento mundial en las últimas décadas y que ha ralentizado drásticamente su dinámica económica en los últimos meses. Si bien, de alguna manera era ya un valor esperado, como parte de su transición hacía una economía desarrollada, lo cierto es que aún resulta difícil predecir cómo esto afectará el volumen del comercio mundial de bienes y servicios, a lo que habrá que agregar otros elementos como la fuerte competencia de países en la región asiática, como Vietnam.

Un tercer elemento de riesgo sigue siendo la inflación. La tendencia de esta variable en prácticamente todo el mundo es hacia la baja, aun así, no se espera que regrese a niveles por debajo de 4.0% al menos hacia finales de 2024. Es importante destacar que, en todo el mundo, parece haber una buena dinámica en los mercados laborales, las tasas de desempleo avanzan incluso por debajo de los niveles previos a la pandemia de COVID-19, lo que ha tenido repercusión en los precios al consumidor, básicamente por el aumento en la demanda de bienes y servicios. Por otra parte, la inflación subyacente, es decir, aquella en la que se excluyen los precios de la energía y los alimentos, sigue siendo persistente y mantiene a las autoridades monetarias y bancos centrales del mundo ocupados. Será importante mantener un monitoreo constante de éstas y otras variables en el futuro inmediato a fin de tener claridad sobre la evolución de los riesgos arriba mencionados y la forma en que deberán de abordarse y asumirse. En AMTI, estaremos atentos a la evolución de los principales componentes del crecimiento económico global y de variables financieras fin de ofrecer a nuestros socios elementos para una visión estratégica y toma de decisiones. Estamos claros en que la recuperación, entendida como un ambiente económico global sano, con inflación moderada, crecimiento dinámico de los mercados y del comercio internacional, sigue siendo en estricto sentido lejana, sin embargo, una perspectiva estratégica por parte de las empresas y organizaciones será fundamental en su desempeño de mediano y corto plazo.

 

Fuente: elaborado por AMTI con datos del FMI

 

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